La noche de Navidad de 1568 tambores de guerra resuenan en las ciudades, valles y montañas del Reino de Granada. Moriscas y moriscos renuevan su juramento a los antiguos reyes y se levantan contra la Corona y la Iglesia que encarnan el monstruo de sus desdichas. A las ya antiguas discriminaciones se suma en los últimos años la expropiación, la pobreza y la creciente presión religiosa. El levantamiento fue aplastado y, con la derrota, las mujeres y varones de la nación morisca, extrañados del Reino, dispersados por Castilla.
La guerra de las Alpujarras y la posterior expulsión de la comunidad morisca del Reino de Granada marcará para siempre a este territorio. Por un lado, las heridas de las diferentes acciones de guerra, recordada por las crónicas, la riqueza diezmada, las bajas civiles y militares contadas por cientos… De otro, la consecuencia de la medida quirúrgica puesta en marcha por la Corona, el extrañamiento de la población autóctona, dejando un territorio vacío y sin gentes que debió ser repoblado con familias provenientes de todos los otros reinos peninsulares. Finalmente, no es posible olvidar, el destino de las gentes que arrancadas de su tierra, esclavizadas o libres, quienes debieron empezar una nueva vida en un territorio desconocido. Muchos no llegaron a su destino, otros rememoraban en sus leyendas y canciones ese pasado ya mítico de Granada.
En el año 2018 se cumplirán 450 años de aquella guerra que asoló y trasformó al reino de Granada pero que también contribuyó a hacer de España lo que hoy es. Además, esta guerra, que puede calificarse como el episodio español de las guerras de religión europeas, ha sido explicado por la historiografía como el ejemplo más claro del enfrentamiento étnico-religioso, de la guerra como única alternativa en la construcción de la sociedad ideal proyectada por el estado moderno y la iglesia contrarreformista. El otro, que además es el infiel, debe ser erradicado del cuerpo social si ese cuerpo ha de sobrevivir. Hoy en día que la guerra sigue siendo parte de nuestra vida cotidiana, que el racismo y la xenofobia se refuerzan, cuando los relatos interesados culpabilizan al Islam… Se hace preciso recordar la guerra para construir la paz.
La Universidad de Granada, la Mancomunidad de Municipios de la Alpujarra Granadina y el Centro de Estudios Históricos del Valle de Lecrín y Alpujarra organizan este Congreso, y cuentan con la colaboración de la Junta de Andalucía, la Diputación de Granada, Diputación de Almería, Acción Cultural Española AC/E, Fundación Pública Andaluza El Legado Andalusí, Caja Granada Fundación, MADOC, Patronato de la Alhambra y el Generalife, UNESCO Andalucía y otras que se suman como promotoras de un congreso internacional donde pensar sobre la guerra y la construcción de la paz, con el fin de pensar nuestra historia desde todas las experiencias y miradas, sin exclusiones; pensar nuestro presente a la luz de ese pasado para comprender las tensiones y conflictos y evitar la exclusión y la desigualdad; poner en común nuestros conocimientos actuales de la sociedad española del periodo pero también de aquellos fenómenos sociales que aún tensionan nuestra sociedad; revalorizar el territorio y la experiencia de la guerra y la reconstrucción subsiguientes así como incardinar esa experiencia en las necesidades sociales y económicas del hoy de nuestras comarcas.