3rd International Symposium on Religious Studies and Global Peace

«Civilization and Living Together».

17 – 22 May 2017. SEVILLE – SPAIN.

PROFESOR DR. ANTONIO ROMERO ROMÁN

DIRECTOR FACULTY OF ANDALUSIAN STUDIES

GRANADA

 

ISLAM – DEMOCRACIA – SECULARISMO

 

El imaginario cultural de nuestro entorno europeo tiene tendencia a un enfoque deformado, y a veces, cargado de prejuicios respecto al islam, los musulmanes y el mundo islámico en general.

La presencia actual de una importante masa de emigrantes y estudiantes musulmanes en Europa, obliga inevitablemente a los ciudadanos europeos a medirse con otra civilización y sobre todo con otra creencia, el islam, civilización y religión que hoy, por fin es necesario conocer, puesto que a través de un recíproco conocimiento y comprensión será posible alcanzar una convivencia pacífica que permite una colaboración provechosa en el interés general.

Sólo la cultura y la educación podrían ayudarnos a ser conscientes de estos riesgos de desconfianza y tratar de encontrar soluciones. El islam puede vivir y ser vivido tranquilamente como una minoría en una sociedad occidental.

Se hace necesario a la luz de cuanto sucede hoy y en relación también a lo que algunos personajes relevantes han afirmado erróneamente, trazar, de forma breve, una panorámica de los contactos y mediaciones entre la civilización árabe-islámica desde su surgimiento en el siglo VII y el Occidente cristiano.

Antes de entrar en materia no parece inútil en absoluto una alusión al nacimiento del islam y a su prodigiosa difusión en tres continentes. Fenómeno que no tiene parangón en la historia del hombre.

En efecto, los árabes no sólo invadieron inmensos territorios, sino que los unificaron y les dieron una nueva conformación cultural. Esta es la razón por la que, cuando se habla de la civilización arabo-islámica de aquella época, se usa paulatinamente en sentido extensivo, la expresión “civilización árabe” para indicar islámica a todos aquellos que, pese a pertenecer a etnias diversas, contribuyeron a difundir la nueva fe y usaron la lengua árabe, lengua del Corán, como medio universal de cultura, especialmente en el campo de la ciencia.

Los musulmanes consiguieron amalgamar a pueblos distintos por origen, tradición, cultura e idioma, precisamente gracias a la religión «DIN», que al regular también muchos aspectos de la vida cotidiana, ha representado por ello un fuerte vínculo de unión que determinó la estabilidad de las conquistas musulmanas.

El artífice de este nuevo acontecimiento que, en cierto modo, ha cambiado el curso de la historia de la humanidad, es, como es bien sabido, el Profeta Muhammad ibn Abd Allah صلى الله عليه وسلم, nacido en la Meca en torno al año 570.

A él le fue revelado la nueva religión monoteísta, y él dedicó su vida entera al objetivo de hacer que fuera aceptada como sistema religioso y político, al mismo tiempo, de carácter universal.

La expansión árabo-islámica dio comienzo en el año 633, y en poco más de un siglo, se extendió como una mancha de aceite hasta alcanzar en Oriente los actuales territorios del Turquestán ruso y chino, Pakistán, India, Malasia, Indonesia y Tailandia. Y en Occidente, el norte y centro de África septentrional, España Portugal y Sicilia.

Maravilla el hecho de que los musulmanes árabes pese a constituir una minoría que, lejos de las tierras de origen, hubiera podido acabar por ser asimilada por otras culturas y las tradiciones de los países conquistados; consiguieron en cambio, llevar a cabo un profundo proceso de arabización e islamización. Hay que tener en cuenta, además, que en todos los territorios conquistados, los musulmanes se preocuparon por asumir y adoptar costumbres, tradiciones y elementos, nuevos para ellos, de las culturas que entraron en contacto, originando una cultura compuesta, heredera y combinada de las prexistentes. Destinada a tener notable influjo tanto en Oriente como en el Occidente cristiano.

 

Siempre estuvo presente y aplicable la diversidad cultural التنوع الثقافي . Tal evolución cultural discurrió en paralelo con la tarea de organización de los territorios conquistados, según los principios del islam; organización que supone un gradual y profundo cambio respecto a la precedente organización social, no solo de carácter político, sino también religioso, social y económico, que hizo registrar un auténtico cambio social casi como una revolución. Teatro de estos cambios de la situación general fueron principalmente los centros urbanos, muchos de los cuales se convirtieron en las grandes metrópolis del arabismo y formaron el armazón material de Dar al islam.

 

Sevilla fue una de esas grandes metrópolis del arabismo. El progresivo aumento de los centros urbanos y el extraordinario desarrollo de las vías de comunicación favorecieron un fuerte incremento de las actividades comerciales. Los intercambios tenían lugar sin dificultad por vía terrestre, y sobre todo por vía marítima. Con las mercancías viajaban también las ideas y con ellas la nueva cultura compuesta. La lengua árabe fue el idioma vehicular. Se impuso tanto por ser la lengua del Corán, y por tanto “el médium de la nueva fe”, y como tal usada para divulgar la doctrina del islam, como por ser la lengua de los conquistadores, que se convirtieron rápidamente en clase dirigente: funcionarios, jueces, soldados y grandes comerciantes hablaban árabe y por necesidad social era inevitable usar su lengua.

La arabización pues, entendida como adopción de la nueva lengua, ayudó a la difusión y el desarrollo de la cultura arabo islámica. Ésta, desde el siglo VII, se habría valido de numerosos científicos pertenecientes a religiones y etnias diversas, a los que asimilaba y metabolizaba cuanto podían ofrecer entonces las grandes civilizaciones de Mesopotamia, Irán, India, China, y sobre todo, de Bizancio.

Fascinados por la herencia cultural de las zonas sometidas, los musulmanes hicieron de éstas objetos de estudio e indagaron en sus fuentes, fieles a las enseñanzas del Profeta, la paz sea con él, quien, según refiere la tradición, recomendó: «Busca la ciencia, aunque sea en China», “persigue el saber de la cuna a la tumba”, “la búsqueda del saber es un deber para todo musulmán, hombre o mujer” …

Pero los doctos eruditos musulmanes al entrar en posición de textos antiguos escritos en griego, asirio, persa o sanscrito… los hicieron traducir al árabe. No se limitaron a servir de transmisores del pensamiento de quienes los habrían procedido, sino que fueron sus auténticos continuadores mediante nuevas y originales reelaboraciones apostando notables contribuciones y aplicando métodos experimentales en distintos sectores de la ciencia.

Las intensas relaciones culturales entre el Oriente musulmán y el Occidente cristiano en tierras del España, Portugal y Sicilia nos inducen a reflexionar acerca del carácter compuesto y unitario al mismo tiempo de una tradición nacida de la experiencia del encuentro y mediación entre civilizaciones distintas, pero que nunca dejaron de mostrarse curiosos ante el enriquecimiento recíproco, gracias a un apertura mental que, contrariamente a lo que siempre se dice y piensa, existía en el medievo y es de esperar que no se pierda hoy. السلام As salam, la paz verdadera y el respeto al otro, al diferente.

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LAICISMO

 

Los musulmanes europeos hemos entendido el laicismo como un espacio no arreligioso si no de neutralidad del Estado frente a la religión con una separación clara entre las confesiones y el Estado que tiende a no privilegiar a unas religiones frente a otras.

El laicismo no significa lucha contra la religión, sino por el contrario una invitación al respeto.

El islam contribuyó de manera activa y positiva a la cultura europea en el pasado y en la Europa actual también. Los musulmanes somos minoritarios en Europa y pedimos no ser discriminados como minoría cultura, étnica y religiosa y que se nos reconozca nuestra diferencia.

Los errores históricos, educacionales y el análisis simplista de los medios son los responsables de esta situación.

 

Causa de esta sospecha generalizada que pesa sobre los musulmanes, son, en buena medida, las políticas de los poderes públicos encaminadas a su fiscalización permanente. Los que más directamente la sufren son los jóvenes, que se ven sometidos a estas políticas a cambio de una ciudadanía europea que se les regatea.

El discurso xenófobo de los partidos neo-nacionalistas en auge, que hacen de la islamofobia caladero de sus votos, cuestionan a diario los más sagrados principios europeos. Reducirlo todo a una permanente confrontación de los musulmanes europeos con el resto de la ciudadanía es el núcleo de la estrategia islamófoba.

Europa y sus musulmanes van en el mismo barco. Los musulmanes se juegan mucho, pero Europa también.

Lo que los musulmanes esperan de Europa es en esencia, respeto, libertad y justicia social. Nada distinto de las demandas del europeo medio, harto de la supremacía de los mercados y que se le escamotee su soberanía.

Como tampoco la tentación, siempre a mano, de hacer de los musulmanes el chivo expiatorio de las crisis política y moral que vive Europa.

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ISLAMOFOBIA

 

Nada autoriza a que se nos confunda con esa imagen caricaturizada que difunden algunos medios de comunicación, publicaciones y partidos que practican y predican el odio al extranjero y que convierten a todos los practicantes del islam en un terrorista en potencia.

No se puede sucumbir a la tentación de hacer de los musulmanes el chivo expiatorio de la crisis política y moral que se vive en Europa. Ni reducirlo todo a una confrontación, que es la base de la islamofobia.

El racismo y la xenofobia, impensables como lugar común a principios de este siglo, van camino de naturalizarse en Europa. Los 20 millones de musulmanes de la Unión Europea, tanto de forma individual como colectiva, son la víctima propiciatoria más a mano. El auge de la islamofobia denota, por si solo, que los fundamentos europeos de la libertad, igualdad y solidaridad se están volviendo cada vez más retóricos. O lo que es lo mismo, que la crisis europea es, ante todo, una crisis de principios.

Las legislaciones inclusivas, que en su día caracterizaron a la Unión Europea están siendo cuestionados de forma alarmante por una serie de iniciativas políticas y legales que segregan a los musulmanes del resto del cuerpo social, y que a la postre acaban por discriminar al islam como confesión.

 

A su vez, la xenofobia e islamofobia rampante consuela a una parte creciente de la población, según aumenta el número de ciudadanos en riesgo de exclusión y el resultado es que para muchos europeos Europa es cada vez menos blanca, menos cristiana y menos de clase media y hay que buscar un culpable.

La sobredimensión de la identidad religiosa del musulmán europeo por parte de la opinión pública general la fuerza de continuo a tener que definirse a la defensiva. Sobre él se arroja la alfombra del yihadismo, del burka o la inmigración.

 

FEMINISMO

 

El feminismo islámico es una redundancia. El islam es igualitario.

Los discursos feministas sobre las mujeres musulmanas son claramente racistas e islamófobas, donde se representa a la mujer musulmana como subdesarrollada, analfabeta, pasiva, sexualmente reprimida, etc..

La construcción y la imagen de esta mujer musulmana como objeto pasivo es la que nos conduce a la supuesta incompatibilidad entre “feminismo islámico” y nos lleva, además, a ver al islam como una religión opresiva, antidemocrática y contraria a los derechos de las mujeres.

Esa visión, en suma, responde a las agendas coloniales. La cuestión de las mujeres musulmanas es transversal a toda esa manipulación del islam que esconden los intereses geopolíticos de Occidente respecto a los países de mayoría de población musulmana, además manteniendo unas tesis de que el Corán es incompatible con el feminismo. Pero cualquier persona que tenga un conocimiento básico del árabe y del islam sabe que eso no es cierto.

Muchas mujeres musulmanas entienden el hiyab desde una espiritualidad determinada y le dan un sentido liberatorio.

Los musulmanes somos más de 1600 millones de personas, hay diferentes visiones de cómo llevarlo a la práctica, diferentes lenguas y culturas.

La mayoría de los discursos sobre el islam, lo primero que hacen es homogeneizar ese pluralismo para convertirlo en algo colonizable. Se enfoca solamente a alguna minoría o algún país árabe, utilizan las bases epistemológicas de la modernidad occidentalocéntrica utilizando los binarismos de esta tendencia: modernidad/tradición, islam/secularización.

Hay que visibilizar las voces plurales de las mujeres musulmanas porque quien tiene derecho a hablar y explicar los derechos de las mujeres en el islam y hacer sus propias lecturas de las mujeres musulmanas. Así se puede saber de qué temas se hablan y quién puede hablar.

El islam es una forma de ser, una forma de estar en el mundo. Si se hace una lectura seria del Corán, en árabe, no se puede extraer que sea un libro patriarcal, sino que es claramente igualitario. No existe ninguna aleya en el Corán que vaya contras las mujeres, más bien todo lo contrario.

Alquería de Rosales en el 3er Simposio Internacional de Estudios Religiosos

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